El buen sabor es una condición irrenunciable
El pan con chicharrón podría ser una alegoría bastante fiel de que el buen sabor es para los peruanos una condición irrenunciable a la hora de sentarse a la mesa; un compacto delicioso que acaba con el hambre matinal en tres bocados.
El pan con chicharrón reúne a generaciones enteras cada fin de semana y es una excusa perfecta para comenzar un domingo reunido en familia.
Es, además, la vedette de la sanguchería nacional. Una mezcla de sabores y aromas, de salados y dulces, ácidos y picantes. Acá el chancho no viene solo. Aparte del chicharrón, está el camote, frito en la propia grasa del cerdo, y la salsa o zarza criolla, que no es más que cebolla picada en corte a la juliana, ají amarillo, jugo de limón, hojitas de hierbabuena y su pizca de sal. Todo dentro de un pan francés, necesariamente crocante.
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